Camino de Santiago 2013, testimonios

Recogemos en este artículo los testimonios de algunos peregrinos que han querido compartir su experiencia de la peregrinación a Santiago de Compostela. Este año ha sido un grupo de 38 peregrinos de lo más variado en edad: de 11 a 70 años. Esperamos que anime a otros a emprender este camino que siempre es símbolo de la verdadera peregrinación de la vida.

Alicia Hernández

Cuando decidí empezar el Camino con mi hija, quería que quedaran en ella unos valores, pero el Camino ha superado con creces mis expectativas.Es ahora que estoy en casa cuando he podido comprobar lo que me ha llenado, y que ha pesar de los Kms. recorridos, no estábamos cansados porque Jesucristo caminaba con nosotros. Cuando la rutina del día a día se vaya apoderando de mí, recordaré todo lo que allí hablamos y vivimos para seguir adelante. Quiero decir a Álvaro, muchas gracias, has despertado nuestra fe algo dormida, a partir de ahora mi camino será distinto. Gracias a todos porque hemos formado un gran equipo con un mismo ideal.

Rocío Gutiérrez

Para mí este Santiago ha sido totalmente diferente al del año pasado, mismo recorrido físico, pero no el mismo espiritual, que es el que importa. Ha sido una semana para conectar, para recapacitar, para "espabilar", darnos cuenta de que Dios está con nosotros, que nunca nos abandona. Hemos podido conocer a gente de Toledo con la que desde esta semana vamos a tener una gran amistad y a la que le tenemos que agradecer muchas cosas. Nos hemos podido conocer a nosotros mismos, gente que te cruzabas por el pueblo y nunca pensabas decirle nada, desde ahora son como una familia. Sólo nos queda darle las gracias al sacerdote que nos ha acompañado, D. Álvaro, por su entrega y por supuesto darle las gracias a Dios por darnos tanto.

Teo Valle

Experiencia muy positiva. He descubierto gente a quien no conocía y apreciado lo encantadora que resultan las personas cuando las tratas. VOLVERÍA HACERLO, SIN DUDA.

Trinidad García-Tapetado

El pasado 5 de Agosto emprendía mi cuarta visita a los restos del Apóstol Santiago sin excesiva emoción, como el que se embarca en una travesía ya de sobra conocida.
Nada más poner el pie en el autobús comprendí que aquel viaje iba a ser diferente a los anteriores. Éramos 38 peregrinos, una pequeña porción de nuestra querida Consuegra. Se hallaban representadas todas las generaciones: jóvenes, familias, gente sin cargas familiares, y personas en la madurez de su vida (“las chicas de oro”, como cariñosamente nos llamaban), guiados por el buen hacer de Don Álvaro.
Sin duda la experiencia superó ámpliamente mis expectativas desde el principio. No ha sido un viaje rígidamente estructurado y repleto de comodidades. Por el contrario, ha sido un camino dinámico, como también lo es la vida. En ocasiones, ha habido algunas espinas, que han servido para hacer crecer nuestra fe y, finalmente, se quedaron en Galicia.
He sentido una emoción distinta y he vivido una experiencia humana diferente a lo cotidiano. He aprendido a convivir con gente de diferentes culturas, a compartir plenamente el día a día con desconocidos y a adaptarme  a todos los ritmos, los más rápidos y los más pausados. Todas estas vivencias hallaron su eclosión cuando entramos ufanos en la Plaza del Obradoiro, en Santiago de Compostela, entonando cánticos. Con la satisfacción del que corona una alta cima, experimentamos la recompensa al sacrificio realizado. 
Especialmente, los protagonistas de nuestra peregrinación, nuestros jóvenes. Tan poco valorados estos días, han demostrado que son el motor de la sociedad, como también han sido el motor de nuestro Camino de Santiago.

Sagrario García del Pozo

¿Que ha sido para mí la peregrinación a Santiago de Compostela? Encuentro, compartir, superación, contemplación, sacrificio, silencio, oración, eucaristía, reconciliación..., con un grupo de personas extraordinarias y guiados por Álvaro, nuestro sacerdote,  que nos ha impulsado a hacer de este Camino el inicio de una nueva etapa en nuestra vida , con la ayuda de Dios.

Justo Gutiérrez

Mis queridos hermanos del Camino y de la Fe:
Desde que Álvaro me pidió que le echara una mano para organizar nuestro viaje, he disfrutado de cada minuto de la preparación pensando en lo que vendría después, y ahora que hemos regresado, os puedo asegurar que lo que he vivido durante esta última semana, supera con mucho lo mejor que me hubiera podido imaginar.
Como decía nuestro cura en su última homilía en la misa en la Catedral de Santiago, he visto la providencia y la ayuda de Dios, no sólo en los problemas que se han ido resolviendo casi solos a lo largo de estos días, sino también en todas las cualidades y actitudes que habéis demostrado cada uno de vosotros para superar las dificultades y  sobreponeros a los baches y piedras del camino.
Como ejemplo, el tesón y el afán de superación de nuestras  "chicas de oro", que no han dado ni una muestra de cansancio o desánimo.La alegría y el esfuerzo de los dos monaguillos, que han andado todo lo que había que andar, y además con guasa. La energía desbordante, la alegría, la fuerza y el impulso de los jóvenes (aunque algunos muestran su desacuerdo en algo, todos han acabado reconociendo que ha sido una gran Peregrinación).
El trabajo callado, la colaboración y el apoyo constante del resto del grupo en todo lo necesario para conseguir nuestro objetivo.

Todo esto me habla del Amor de Dios y de su "locura" por nosotros, como dice el lema de la camiseta oficial.
Hemos vivido una experiencia extraordinaria como una gran familia, y ha sido un placer, un honor y un privilegio para mí poder vivirla con vosotros. Algunas veces, como ahora, Dios pone en el camino de uno regalos tan grandes como este, que merece la pena aprovechar.
Os animo a todos a que sigamos en contacto a lo largo de los meses que nos quedan hasta que nos pongamos las botas y empecemos la siguiente jornada hacia Santiago. Estaremos juntos en el Camino y en la vida para lo que necesitéis.
Un fuerte abrazo para todos y que Dios os bendiga y os acompañe.

Inmaculada Moraleda

Realizar una ruta de peregrinación supone emprender un camino, pero no sólo en lo físico sino especialmente en la dimensión emocional, es decir, exterior e interior. La mochila que la gente llevamos durante todo el viaje,  estoy muy segura,  que es simbólica en muchas ocasiones. Intentamos  dejar todas nuestras dudas, preocupaciones, obstáculos  que arrastramos con la confianza de que cuando atravesemos el pórtico de la Gloria, se iniciará una nueva etapa en nuestra vida cotidiana, porque pedimos al culminar el destino sagrado,  al apóstol Santiago, que nos ilumine donde en muchas ocasiones encontramos algún que otro apagón en nuestra vida. Que nos devuelva a esa vida ordinaria que todos llevamos con más fe que cuando iniciamos la ruta de la peregrinación a Santiago.
Posiblemente es la inauguración de una vía iniciática, que supone una toma de conciencia de la trascendencia de la vida. Comprendemos la esencia de la vida, y eso hace que uno se preocupe menos por discusiones sobre el pasado, y nos intentemos concentrar más en la conservación para el futuro. Todo un proceso de transformación que culmina al alcanzar el destino sagrado y que devuelve al peregrino a su vida ordinaria convertido en una persona nueva.
Para mí, la esencia de este viaje, ha sido descubrir que a la vez que pisamos el suelo de la tierra, las piedras de las subidas y bajadas o el simple asfalto de las carreteras que cruzamos… En nuestra mente hay otro sendero invisible paralelo al transitado que se despliega ante nuestros ojos y que en muchas ocasiones sólo se escucha con nuestro corazón.
Al avanzar por el Camino, vamos pensando en la infinidad de pisadas que esa tierra lleva marcadas, huellas indelebles que se acumulan. ¿Cuál es el punto de convergencia para todos los que hemos sido peregrinos? Una simple respuesta: el mismo suelo, pero transitado por personas con caminos diferentes. Me temo que es difícil explicar, desde una perspectiva empírica o racional, inmersos en el siglo XXI un Camino que a veces está más cercano a la mitología que al rigor histórico, que sigue atrayendo a una multitudinaria corriente humana desde los diversos confines del planeta. Pero que muchas personas hemos decidido hacerlo por una cuestión de fe, pensando que Dios escuchará  nuestras plegarias y al finalizar el Camino nos sentiremos con una mochila más liviana, porque sentimos que al compartir nuestras dudas podemos andar ligeros de equipaje.


Mª Jesús y Teo (Villa de Don Fadrique)


Tenemos que decir que para nosotras ha sido una experiencia muy bonita la que hemos vivido y que de hecho no nos importaría volver hacerlo el año que viene, (siempre que estuviésemos como este año). Por nuestra parte no tenemos queja ninguna, nos ha parecido bastante bien la organización y destacar la buenas relaciones que hemos tenido con los compañeros y las buenas amistades que hemos hecho.

Belén de la Osa

Una vez más, el Señor me ha regalado la oportunidad de poder volver a disfrutar de la experiencia de hacer el camino de Santiago. Y, cómo no, una vez más me ha vuelto a sorprender, a llenar de energía, ilusión, seguridad, alegría, esperanza, felicidad, FE. Aunque pensamos que hay experiencias imposibles de superar es increíble cómo, si tú le dejas, Dios puede multiplicarlo y hacer maravillas de cada regalo. ¡¡¡MILLONES DE GRACIAS A TODOS!!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario