-
¿Por qué decidí hacer el Camino de Santiago?
Lo primero que tengo que decir es que hice parte
del Camino hace dos años con 700 jóvenes de Toledo. Fue una experiencia
fantástica y quería repetirla, pero no sabía cuándo. Y hace dos meses, uno de
los sacerdotes, me propuso hacerlo de nuevo, y dije: “Sí, por supuesto, ¿por
qué no?”. Pensé que iba a ser genial, pero no podía imaginar qué magnífico iba
a ser. Lo descubriría unos
meses después.
-
Preparación.
Íbamos a hacer un gran esfuerzo durante el camino,
así que teníamos que prepararnos caminando cada día. Solíamos caminar unos 8 Km
al día, al atardecer, durante un mes, más o menos. Creo que fue una buena idea
porque, personalmente, no me sentí muy cansada como otras personas que no
habían entrenado antes.
-
Nuevos amigos
Salimos del pueblo el 3 de julio, 44 personas de
Consuegra. Ya conocía a algunos porque son mis amigos, pero el resto era gente
nueva para mí. No sabía cómo iban a ser y estaba sorprendida cuando me di
cuenta de que eran encantadores. He aprendido muchas cosas, como que las
apariencias engañan. Si quieres juzgar algo, tienes que conocerlo. Hoy en día
tengo muy buena relación con todos a pesar de la edad (en el grupo había
adultos, padres y madres de familia con sus hijos).
-
Un día en el Camino
Nos levantamos a las 6 de la mañana durante una
semana (tengo que decir que estos días no me levantaba como en mi casa, nos
levantábamos con música católica y algunas veces ¡en vivo!). Después
desayunábamos y antes de empezar a caminar hacíamos la oración de la mañana
para ofrecer el día a Dios. Después de esto, comenzábamos a caminar toda la
mañana, pero hacíamos un descanso cada hora y media. Cuando caminábamos
solíamos hacer 20 minutos de silencio
cada mañana. Antes de hacer esto creía que iba a ser difícil para mí, pensaba
que iba a ser realmente aburrido… pero si digo la verdad, ¡era un momento
fantástico para mí! Me encantaba caminar y hablar con mis amigos, o cantar, lo
disfrutaba mucho. Pero creo que esos 20 minutos eran muy importantes para
nosotros, al menos para mí. Me encantaba caminar mientras observaba el increíble
paisaje y, al mismo tiempo, daba gracias a su Creador, a nuestro Creador. Para
mí es más fácil rezar con un buen paisaje en el bosque que en mi casa, por
ejemplo. Llegábamos al pueblo a las 2, más o menos, nos duchábamos y a comer.
Teníamos mucha suerte porque teníamos algunas personas que nos hacían la comida
y eran los mejores cocineros que podíamos tener. Después, algunas veces,
teníamos un descanso para dormir la siesta. Y después de la siesta teníamos una
charla formativa sobre la fe (el itinerario espiritual),que lo hacíamos por
grupos según la edad. Y luego la Misa. Era lo mejor y el momento más importante
de todos los días. No es broma, es la verdad. Y me gustaban estas Misas porque
las preparábamos todos, cada día un grupo distinto. Era muy emocionante y teníamos
mucha suerte de tener un sacerdote increíble con nosotros. Después de la Misa, la cena… y teníamos
veladas con diferentes juegos por la noche. No recuerdo exactamente la hora de
ir a dormir, pero era en torno a las 11 porque nos teníamos que levantar pronto
por la mañana. Tengo un buen recuerdo de esas noches porque solíamos reírnos mucho
con tonterías antes de dormir.
-
Llegada a Santiago
El 9 de Julio fue, como los demás días, muy
intenso. Pero este día iba a ser diferente. Nos levantamos a las 6 como todos
los días, pero este día íbamos a llegar a Santiago. Desde que nos levantamos se
podía respirar la felicidad de todos. Caminamos 27 Km pero estábamos tan
contentos de llegar a Santiago que no nos sentíamos cansados. A las 2 de la
tarde llegamos a la catedral. Fue un momento impresionante porque sentimos mucho gozo y fuimos a dar un gran abrazo al Apóstol
Santiago y a dar gracias a Dios por todo el camino.
-
Inconvenientes
Caminar más de 20 Km al día es muy duro y más si no
te encuentras bien. Muchos tuvieron que caminar con
ampollas en los pies. Teníamos suerte de contar con una enfermera entre
nosotros que cuidaba de ellos. Tengo que dar gracias a Dios porque yo,
personalmente, no tuve ningún problema con ampollas; todo fue bien, pero era
horrible ver las que tenían algunos de mis amigos. Pero al final todos pudimos
llegar a Santiago, que fue el gran premio.
-
Nuestro alimento durante
el camino
He hablado con mucha gente que ha hecho también el
camino. Pero sólo lo han hecho por hacerlo, no eran católicos. Yo no lo hice
solo por hacerlo. Teníamos un himno para el camino titulado “No es llegar solo
por llegar”… y si piensas en esta frase, dice la verdad. No hacíamos el camino
solo por pasarlo bien con los amigos, o conocer gente nueva, visitar otros
pueblos o tomar el sol. Lo hacíamos por amor y por darnos a los demás. Y nos
dimos cuenta de que cuando nos damos a los demás, recibimos mucho más, lo
creamos o no. Y este camino fue diferente para nosotros porque teníamos a Dios
entre nosotros, teníamos el mismo objetivo, el mismo alimento. Creo que si
hubiéramos tenido mucha comida pero no hubiéramos tenido el Cuerpo de Cristo no
habría sido lo mismo; en una palabra, no habría sido. Esta es la razón por la
que tuvimos mucha suerte de tener un sacerdote con nosotros, entre otras cosas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario